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Somako hezitzaileei elkarrizketa

“Una niña o un niño es un ser humano con unas características particulares que necesitamos aprender a comprender”

Ya van uno años que el Instituto Soma viene colaborando con la Guraso Elkartea. De la mano de Ismene y Sendoa hemos aprendido a comprender mejor a nuestros menores, a acompañarles en su camino y como no, a crecer nosotras y nosotros como personas. Aquí os dejamos un avance de la charla que hemos tenido con ellos.

Un año más colaborando con nosotras y nosotros desde la Guraso Eskola (GEsk). Ayudando a que comprendamos mejor a nuestros menores. A qué les ayudemos a crecer de la mejor de las maneras. Gracias antes de empezar. Pero decidme 5 motivos por las que, nosotros como padres y madres, deberíamos participar en la GEsk.

Cuando preguntamos a las familias al terminar cada curso encontramos motivos muy variados para asistir a estas tardes de reflexión educativa.

1.- Un ambiente cercano y relajado, donde poder compartir experiencias, dudas y formas de educar. Además aprenderemos cómo lo hacen en otras familias y eso, muchas veces, nos da ideas muy prácticas que no se nos habían ocurrido.

2. Es un espacio abierto; un momento para coger distancia y plantearnos una nueva forma de ver lo que nos sucede a diario. Quizás este sea el mayor beneficio, poder mirar desde otro punto de vista lo que en casa veo siempre de la misma manera.

3. Nos ayudará a comprender mejor muchas de las situaciones que ya están viviendo nuestras hijas e hijos y estar mejor preparados para las situaciones que vendrán: saber entender mejor cómo miran el mundo y cómo se sienten en cada momento, sus dilemas madurativos, sus relaciones sociales e íntimas y los problemas derivados de ellas…. También veremos cómo responder a sus curiosidades e inquietudes.

4. Obtener pistas educativas que nos sirvan en los problemas más habituales de la vida cotidiana: rabietas, celos, miedos, límites, estereotipos, intimidad, preguntas difíciles, pantallas y tecnologías,…

5. Recogemos los intereses de las madres y padres que asisten. Charlamos habitualmente sobre cuestiones relacionadas con la gestión de todas las emociones, la importancia de las diferentes vivencias de la sexualidad en la infancia y el uso de las nuevas tecnologías en el hogar.

Para bien o para mal, en parte, heredamos una forma de actuar o de hacer las cosas. Eso también influye en la forma que tenemos de educar. ¿Tenemos que desaprender? ¿Cómo se aleja uno de sus dogmas?

Disponer de una mayor cantidad de espacios de reflexión, tanto en la vida familiar cotidiana como en los encuentros grupales de GEsk, nos ofrecerá más posibilidades para desaprender los automatismos y alejarnos de esos dogmas que queremos evitar. Lo cierto es que educamos con el ejemplo, con lo que somos más que con lo que decimos. Y esto es algo que no acabamos de interiorizar, puesto que el recurso más utilizado por madres y padres es repetir al niño o a la niña una y otra vez lo que tiene que hacer o lo que no debe de hacer. Pero las familias ya han comprobado que esto no funciona, aunque lo siguen utilizando por costumbre. Precisamente lo que sabemos que funciona es el ejemplo que damos, lo que hacemos y nos sale de manera natural. Y eso tiene que ver con nuestra historia y lo que hemos aprendido en nuestras familias (u otros contextos donde hayamos pasado mucho tiempo de nuestra vida).  Por eso, para poder decidir cómo queremos educar necesitamos tener espacios organizados, como la GEsk.

Muchas madres y padres se sienten ahogados. No hay paz: ni para dormir, ni para conversar. ¿Qué debe hacer una madre o padre ahogada por la atención que requieren sus hijos?

Podemos comenzar a repensar tanto la relación que estamos construyendo con nuestros pequeños como las rutinas del día a día, que son las dos cuestiones que más suelen ahogarnos. Muchas madres y padres hablan de este sentimiento de desbordamiento o ahogo. El sentido común nos dice que cuando nos ahogamos el primer paso que necesitamos es sacar la cabeza fuera del agua para poder respirar. Esto puede traducirse en buscar pequeños momentos o espacios de esa paz necesaria para poder tener una visión global de la situación. Y así poder empezar a buscar otra manera de organizarnos y también a replantearnos nuestras estrategias educativas.

Por otro lado, nunca debemos olvidar que en caso de que convivamos en pareja, lo más importante y lo que mayor impacto tiene en nuestras hija e hijos es que la pareja este bien. Que conserve sus momentos de intimidad y se permita entender que juntos son más fuertes. Por lo tanto, es fundamental cuidar nuestros espacios de pareja. Y en el caso de otros modelos de familias, distintos al de pareja, siempre hay que cuidar lo que llamamos el equipo educativo (quienes educan juntos a esa niña o niño). En cualquiera de los casos, es importante dar espacio al bienestar con momentos para el disfrute y la distensión, porque eso tiene consecuencias directas en lo educativo.  Por eso es importante cuidar a los que cuidan. Por eso animamos a las parejas, o equipos educativos, a que vengan juntas.

El habla, la buena comunicación con nuestros menores es una de las herramientas fundamentales en la educación. ¿Cómo no debemos dirigirnos a ellas y ellos?

Evidentemente la comunicación es muy importante. Más que una herramienta es algo que sucede todos los días en la familia: nos estamos comunicando todo el tiempo, pongamos la intención en ello o no. Esa comunicación tiene que ver con lo que nos decimos (tanto con palabras, como con gestos y hechos) y la forma de decirlo. Seguramente todos tenemos muchos ejemplos de cómo no debemos y cómo no queremos dirigirnos a la infancia. Ejemplos en la familia, ejemplos en la calle, ejemplos en los medios de comunicación,… Pero precisamente lo que nos faltan son esos referentes que sí queremos seguir. Ejemplos de cómo hacer una educación adecuada, de cómo sería una relación amable y comprensiva entre un adulto y un niño. De adultos que comprendan qué supone ser un niño o una niña en todas sus consecuencias y de esta forma puedan tratarles como tal.

Un niño, o una niña, no es un adulto con menos capacidades, más torpe, tonto o manipulable. Un niña, o un niño, no es un adulto sin terminar de hacer, (por ejemplo sin sexualidad, se suele decir a veces), un ser que no ha llegado a ser quién podría ser. Es un ser humano que ya está siendo de una forma concreta, con unas características particulares que necesitamos comprender. Algunas de esas características son distintas a la de los adultos y otras similares, solamente necesitamos comprenderlas para poder adaptar nuestra actitud hacia ellos. Y, para ello, es fundamental buscar ejemplos referentes, que nos ayuden a construir nuestra propia manera de educar. En la GEsk charlaremos de estas cuestiones de forma sencilla y con ejemplos claros.

Rabietas, enfados, celos o miedos. ¿Cómo debemos comportarnos en estos casos? ¿Existen algunas claves?

Todas estas emociones nos las encontramos habitualmente en la vida cotidiana. Por cierto no solo los pequeños, también los adultos (aunque de un modo diferente). Las dificultades y la preocupación de las familias tienen que ver con la expresión y gestión de esas emociones. Por ejemplo; cuando nuestro hijo expresa un miedo nocturno que le dificulta dormir, o cuando muestra explosiones de rabia imposibles de gestionar para la familia, o cuando viene una hermanita a la familia y aparecen esos primeros celos,…Para poder encontrar las claves sobre cómo comportarnos es imprescindible llegar a comprender la vivencia concreta que está teniendo ese pequeño. Cuando comprendemos exactamente cómo se siente nuestra hija o nuestro hijo y qué está necesitando, podemos encontrar respuestas de comportamiento adaptadas a cada situación. Así, cada familia encuentra su propia forma de resolver y esto asegura una respuesta totalmente adaptada a la criatura y a sus circunstancias, que es la clave para que esa solución sea duradera en el tiempo. Además daremos algunas pistas sobre cómo funcionan los celos, las envidias, los miedos, los enfados, etc.